Top 10 de cine político, por Jean-Gabriel Périot

Jean-Gabriel Périot, director de Nuestras derrotas y Regreso a Reims, elabora y comenta un decálogo de títulos donde el cine es empleado como herramienta de cambio, lucha y pensamiento político. ¡Allá va!

Jean-Gabriel Périot

  • Now! (Santiago Álvarez, 1965) «En el seno del Instituto Cubano (ICAIC) que cofundó tras la Revolución, Santiago Álvarez realizó casi un centenar de películas de actualidad, mezclando archivos e imágenes filmadas, elaborando una suerte de catálogo de luchas que se estaban librando en todo el planeta. Now! es uno de sus mayores filmes. Bastan unos poucos minutos para que salgamos con ganas de combatir».

  • El hombre de la cámara (Dziga Vertov, 1929) «Según Vertov, el cine puede ser un arma revolucionario pero siempre con la condición de que el contenido político de la película esté acompañado por una gramática visual inédita y propiamente cinematográfica. El hombre de la cámara es el filme manifiesto, fundador de la vanguardia cinematográfica artística y política en un doble y único movimiento.

  • El nacimiento de una nación / Intolerancia (D.W. Griffith, 1915 / 1916) «Habitualmente restringimos el discurso sobre cinema y política a las películas consideradas de izquierdas y casi nunca nos interrogamos sobre cómo sería un cine de derechas. Griffith es para mí la figura central de ese cine. En solo dos películas, muy reaccionarias o claramente fascistas, inventa las bases de la gramática del cine comercial así como todo un sistema de producción y distribución. Una gramática y un sistema que permanecen casi intactos a día de hoy. El mismo cine mayoritario que se escribe y se piensa hoy como medio de propaganda del suprematismo blanco norteamericano».

  • Jean-Luc Godard, período 1966-1974. «Me resulta imposible escoger una sola obra del período político de Godard ya que ha realizado numerosas películas importantes en muy poco tiempo: La Chinoise, Tout va bien, Sympathy for the Devil, las películas del Grupo Dziga Vertov... Podríamos reunir este grupo de filmes en torno a una cuestión: ¿El cine es o puede ser un arma revolucionario? Desgraciadamente el ciclo se cierra con la espléndida Ici et ailleurs en el que un Godard (a)batido ofrece esta respuesta: el cine no puede hacer nada concreto contra la violencia de lo real».

  • Chris Marker y el Grupo Medvedkine. «Al igual que con Godard, es difícil elegir una sola película de Marker dado que su obra es fundamental en la intersección del cine y la política. En todo caso, y contrariamente a muchos cineastas políticos que hablan desde su posición de intelectuales mayormente masculinos, blancos y, casi siempre, burgueses, Marker hace su cine al nivel del pueblo, a su altura. Así, en À bientôt j'espère, y en cada uno de sus filmes colectivos de los grupos Medvedkine, son los obreros quienes se enuncian a sí mismos. Marker no habla por ellos, les ofrece un espacio para expresarse.»

  • Declaración de Guerra Mundial (Koji Wakamatsu / Masao Adachi, 1971) «Realizado por dos de los más importantes cineastas radicales japoneses (es fundamental ver absolutamente todas sus obras), este documental es uno de los escasos ejempos que conozco de película puesta al servicio de un grupo de resistencia armada que permita a los guerrilleros expresarse. En este caso, los miembros del FPLP palestino a quienes se unen combatientes del Ejército Rojo Japonés. Podemos relacionarla con Underground, de Emile de Antonio, que consiste en una larga y apasionante entrevista con los miembros del Weather Underground, una guerrilla urbana norteamericana.»

  • Jeannette, la infancia de Juana de Arco / Juana de Arco (Bruno Dumont, 2017 / 2019) «Existen muchos filmes de ficción que tienen por tema principal la política (poniendo en escena a presidentes, ministros o, por el contrario, militantes y huelguistas...). Hay también numerosos filmes sociales que muestran con piedad las miserias vividas por gente pobre y desclasada. Pero son más raros los filmes de ficción realmente políticos que no se realizan simplemente para tranquilizarnos por medio de la empatía. Una película política precisa, en mi opinión, ponerse a la misma altura del hombre y de la mujer y afirmar su fuerza poética. Es el caso de Dumont, especialmente en estos dos filmes recientes donde una joven Juana de Arco llega a representar a todos aquellos que luchan contra la injusticia, con un fin revolucionario, una Juana de Arco que podría ser también una Ulrike Meinhof».

  • L'Époque (Matthieu Bareyre, 2018) «Después de los años 80, el cine con vocación política se encuentra en una situación moribunda y son raras las obras interesantes a nivel visual y narrativo. Pero, felizmente, tras varios años la cosa ha cambiado. Y como respuesta a los numerosos movimientos de protesta que aparecen por todo el mundo, una parte del cine se ha repolitizado. De entre las películas producidas en estos últimos años, L'Époque me parece muy sintomática de las nuevas formas de producción (equipo mínimo, filmación durante un largo período, ausencia de guion previo) y de enunciación. Acompañada de una fotografía espléndida, estos retratos nocturnos de una joven parisina plenamente viva, incluso resistente, me han sentado especialmente bien».

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