Yasujiro Ozu

Siendo estudiante Ozu se afincó en la prefectura de Mie, de donde era originario su padre y donde, según dijo, descubrió el cine al resultar muy impresionado por La cruz de la humanidad (Civilization) de Thomas Harper Ince. Tras terminar sus estudios en la escuela de Ujiyamada de la ciudad de Ise (Mie), trabajó como profesor suplente durante un año en la escuela primaria Iidaka antes de regresar a Tokio, donde en 1923, gracias a una recomendación de su tío, empezó a trabajar en los Estudios Shochiku en Kamata. Allí empezó como ayudante de fotografía, pero tras tres años se hizo ayudante de dirección de Tadamoto Okubo. En 1927 se estrenó como director de un drama de época (el único de su filmografía) Zange no yaiba (La espada de la penitencia). Durante la Segunda Guerra Mundial, estuvo destinado en China. Cuando terminó la contienda se encontraba en Singapur, donde fue hecho prisionero. En 1947 volvió a la actividad con su guionista Kogo Noda; otros colaboradores regulares fueron el cámara Yuharu Atsuta y los actores Chishu Ryu y Setsuko Hara. Como director era reconcentrado y perfeccionista. Era visto como uno de los directores «más japoneses», y como tal su trabajo era raramente mostrado en el extranjero antes de la década de los sesenta. No empleó el sonido hasta 1935 («¿para qué buscar el ruido cuando reina el silencio?», decía, recuerda A. Santos). Su plano característico era el tomado desde solamente unos 90 centímetros sobre el suelo, esto es, el punto de vista de un adulto sentado sobre un tatami. También fue un firme defensor de la cámara estática y las composiciones meticulosas donde ningún actor dominase la escena. Ozu recibió una medalla del gobierno japonés en 1958, año en el que también ganó el premio de la Academia de las Artes de Japón. En 1959 se convirtió en el primer representante del mundo del cine en ingresar en dicha academia. En 1961 se celebró una retrospectiva de las películas de Ozu en el Festival de Cine de Berlín, donde el director y su obra recibieron la atención mundial. Donald Richie escribió, en 1974, la primera biografía de Ozu en inglés. Y en 1979 se hizo un amplio ciclo en la Semana Internacional de Cine de Valladolid. Rodó un total de 54 películas, 26 de ellas en sus primeros cinco años como director. Y todas menos tres con los estudios Sochiku. Murió de cáncer en su sexagésimo cumpleaños, cuando se encontraba en el punto culminante de su fama. Fue enterrado en el cementerio de Engaku-ji, templo de la comunidad donde pasó sus últimos años, en Kita Kamakura. Tras su muerte, la fama de Ozu alcanzó cotas aún más altas y su obra sigue influyendo a directores tanto de Japón como de otros países, como Jim Jarmusch, Wim Wenders, Claire Denis, Aki Kaurismäki y Hou Hsiao-Hsien.

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