Carretera con cerro al fondo
Julián Elizalde / Meritxell Colell
Julio de 2018, Chile. Camino a La Rinconada, dejamos atrás los valles y nos adentramos. Puna adentro, tomando altitud. Ni rastro de verde. Tierra, paja y cerros pelados. El polvo se filtra por las rendijas de las ventanas y la sequedad invade el cuerpo.
Doña Soriano y Don Sosa
Julián Elizalde / Meritxell Colell
Agosto de 2018, Argentina. En Puesto Sey, Doña Soriano y Don Sosa nos acogen en su casa tras conocernos celebrando una ofrenda a la Pachamama. Dejan sus tareas cotidianas para mostrarnos uno de los espacios más especiales de la zona para ellos. Campesinos, tejedores e hiladores, su vida es la tierra. A Don Sosa siempre le acompaña el sombrero de cowboy, excepto para comer. Doña Soriano es pura generosidad y amor. Cuando sonríe, se iluminan los ojos, brillantes y tristes al mismo tiempo.
Montañas nevadas
Julián Elizalde / Meritxell Colell
Julio de 2018, La Rinconada (Chile). Tras una noche de fuerte temporal, amanecemos sin viento, en silencio. El frío es intenso, incluso en la casa, con el fuego prendido. Al abrir la puerta, descubrimos el paisaje nevado, con el volcán Parinacota presidiendo el lugar. El silencio, ahora, está en nosotros.
Llamas
Julián Elizalde / Meritxell Colell
Julio de 2018, La Rinconada (Chile). Instalados por unos días en la estancia de Don Vicente, en la frontera con Bolivia, acompañamos a Doña Reina a pastorear sus llamas y sus alpacas, floreadas con lanas de un fucsia intenso. Caminando con ellas, descubrimos el altiplano, recorremos su inmensidad.
Pueblo con auto abandonado
Julián Elizalde / Meritxell Colell
Agosto de 2018, Ruta 40, Argentina. Recorremos la ruta de norte a sur, bordeando la Cordillera de los Andes que preside, lejana, la ruta. Nuestra mirada se detiene, fugaz, en los pueblos y aldeas que desfilan en los márgenes de la carretera. En Pastos Chicos, un auto fosilizado en la tierra aguarda con la puerta abierta a que alguien se decida a viajar con él.
Doña Faustina
Julián Elizalde / Meritxell Colell
Agosto de 2018, Argentina. En Cusi-Cusi nos hablan de Doña Faustina, una de las pocas pastoras que sigue cantando a las llamas. La encontramos sentada, tejiendo, junto a sus llamas, cerca de una estancia enclavada en las rocas. Sus llamitas es lo único que tiene. Cuenta que con nueve años logró asustar al puma a pedradas para evitar que se comiera sus llamas. Vive sola, pero está rodeada de otras mujeres pastoras que, como ella, optaron por la vida solitaria del campo.
Amanecer con luna
Julián Elizalde / Meritxell Colell
Julio de 2018, Chile. Nos levantamos. Es negra noche y emprendemos ruta a los geysers de Tatio. La luna llena convierte el desierto nevado en un campo de sueño. Y poco a poco, el día se abre paso entre cerros, en un festival de matices de colores. La nieve es blanca y azul; el cielo, cálido, se abre paso bajo la mirada atenta de la luna. El frío es tan fuerte que las manos apenas reaccionan, pero somos incapaces de movernos de tanta belleza.
Doña Juana en la nieve
Julián Elizalde / Meritxell Colell
Julio de 2018, La Rinconada (Chile). En plena tormenta de nieve, acompañamos a Doña Juana. No encuentra dos de sus llamas y Don Vicente la ayuda a recuperarlas. Juana vive sola en una casita en medio de la nada, acompañada de sus llamas y de sus dos perros. Vicente nos cuenta que de chiquita le cayó un rayo. Estuvo inconsciente por unas horas pero sobrevivió. Porque Doña Juana es una superviviente.