Hong Sangsoo, dice, no tiene muchos recuerdos de infancia. Recuerda, eso sí, que pasaba mucho tiempo con su abuela materna, que esta cocinaba muy bien y que por eso siempre había visitantes en casa que venían a probar lo que ella había preparado. También recuerda que de pequeño, al levantarse, todavía en calzoncillos, acostumbraba a gritar como Tarzán en el salón de casa. Era como el canto del gallo y gracias a él los vecinos se enteraban de que había amanecido.
Hong Sangsoo había nacido el 25 de octubre de 1960. Tenía dos hermanas y un hermano. Él era el más pequeño. Tras el golpe de estado que hubo en Corea del Sur el 16 de mayo de 1961, su padre, Hong Huiseon, que era teniente coronel, fue licenciado del ejército. En 1963 el padre y la madre, Jeon Oksuk, montaron una productora de cine, Yeonhap Films. En un periodo muy corto, entre 1964 y 1969, fueron asombrosamente prolíficos, contribuyendo al renacimiento del cine coreano al producir un total de 76 películas. Entre ellas figura una película esencial de la historia del cine coreano, rodada en 1968 pero prohibida por la censura y que no pudo ser vista hasta el 2005, A Day Off, de Lee Manhee. La hija del director, Lee Hyeyoung, es la protagonista de dos de las películas más recientes de Hong Sangsoo, DELANTE DE TI y LA NOVELISTA.
La empresa y la familia tuvieron frecuentes problemas económicos, lo cual llevó a la bancarrota de la productora y a la separación de los padres de Hong Sangsoo. Su madre se dedicó entonces a la publicación de una revista, Korean Literature, destinada a introducir la literatura coreana en Japón. Casi todas las noches figuras del mundo cultural visitaban la casa familiar y se quedaban hasta tarde hablando y bebiendo.
Tras una infancia más bien seria pero solitaria, al llegar a la adolescencia Hong Sangsoo empezó a pasar mucho tiempo con amigos de su edad, fumando y bebiendo. A pesar de ser un buen estudiante, ni siquiera pasó su examen final. Un tiempo después intentó suicidarse con pastillas en una habitación de motel. Fue encontrado a tiempo y trasladado a un hospital. Este episodio aparecería, reescrito, en su película Cuento de cine.
Tras ese periodo de crisis, intenta encontrar su camino. Primero estudia música, pero acaba renunciando. Entonces interviene el azar. Una noche, uno de los amigos de su madre de los que a veces se quedan en su casa bebiendo hasta tarde, director teatral, le dice que quizás se le podría dar bien el teatro. Hong sigue su consejo y se matricula en la universidad para estudiar teatro. Pero la enseñanza tiene un funcionamiento muy jerárquico y casi militar con el que entra en conflicto. En el mismo departamento también se enseña cine. Como la enseñanza de cine le parece más libre y como, además, le parece un medio en el que podrá profundizar más, decide pasar del teatro al cine.
Un tiempo después, otro azar vuelve a cambiar su vida. Ve una noticia que anuncia un cambio de legislación gracias al cual se puede ir a estudiar a los Estados Unidos aun sin haber realizado el servicio militar obligatorio. Ese mismo día decide hacer las solicitudes que podrían hacerle salir del país lo más rápido posible. De este modo, en 1982 es admitido en el California College of Arts and Crafts. Tras estudiar allí tres años y tras un paso breve por Ohio, entra en el Chicago Art Institute en 1987.
En Chicago el encuentro con dos obras cambia su percepción de lo que puede hacer con el cine. En el Art Institute de Chicago ve El plato de manzanas, de Cézanne. Algo en ese cuadro, quizás la proporción entre lo abstracto y lo concreto, lo cautiva. También ve en esos años El diario de un cura rural, del cineasta francés Robert Bresson. Hasta entonces los cortometrajes de Hong Sangsoo como estudiante habían sido experimentales. Gracias a la película de Robert Bresson piensa por primera vez que el cine narrativo podría ser una vía para tratar de su propia experiencia.
Tras vivir un año en París a principios de los años noventa, Hong Sangsoo vuelve definitivamente a Corea del Sur y empieza a trabajar en la productora de su madre, Cinetel Seoul, para la que produce documentales televisivos. Desea dirigir cine y acaba por encontrar su inspiración en una novela corta de Koo Hyoseo, que le lleva a escribir y dirigir su primer largometraje, El día que el cerdo cayó en el pozo, estrenado en 1996. A este le siguen El poder de la provincia de Kangwon en 1998 y La virgen desnudada por sus pretendientes en 2000. Las dos películas participan en la sección Un certain regard del Festival de Cannes. Desde entonces, sus películas han participado y ganado premios en los festivales de Cannes, Berlín, Locarno, San Sebastián, Venecia, etc.
Desde las tres primeras películas, muchos de los elementos recurrentes de sus historias ya están ahí: escenas de comida y de borracheras, largas conversaciones, momentos de tensión imprevisibles, personajes que a menudo son artistas, escritores o cineastas, estructuras complejas y juguetonas, a menudo divididas en dos o más partes que se hacen eco, rimas, repeticiones, detalles inesperados o inexplicables, relaciones sentimentales complicadas, etc. También una manera de filmar que le da un tiempo y espacio a los actores.
Realiza sus tres primeras películas a partir de guiones muy escritos y precisos pero a partir de su cuarto largometraje, Turning Gate, empieza a cambiar su método de trabajo. Al descubrir que de todas maneras lo que escribe se va modificando en función de los actores y de los lugares que filma, deja de escribir guiones precisos y en su lugar entrega a sus colaboradores un tratamiento o, por decirlo de otra manera, un esbozo de la historia y de las escenas. Los diálogos de las escenas los escribe la mañana misma del rodaje, incorporando a menudo elementos casuales que han surgido del lugar o de las conversaciones de la víspera.
Posteriormente, va depurando aún más este sistema y ya ni siquiera esboza una historia previa sino que elige las localizaciones y las actrices y actores y, escribiendo las escenas día a día, va improvisando la historia que cuenta. Este método de trabajo tan singular en el cine contemporáneo es posible porque al mismo tiempo ha reducido el coste de las películas al rodar en poco tiempo y trabajar con un equipo muy reducido, hasta el punto de haberse ocupado él mismo de la cámara en sus últimas películas.
Además, ha desarrollado una gran complicidad con actrices y actores que reaparecen de una película a otra. Ver sus películas tiene algo de reencuentro con una familia de actrices y actores. Es el placer de ver qué ha cambiado en ellos y qué sigue igual, como pasaba también, por ejemplo, el cine de John Ford, de Yasujiro Ozu o de Ingmar Bergman.
Destaca sobre todo su colaboración con Kim Minhee, su actual pareja y actriz de casi todas sus películas desde Ahora sí, antes no. En las últimas películas Kim Minhee, además de actuar, también ha realizado labores de producción y de foto fija.
Gracias a estos métodos de trabajo, Hong Sangsoo ha alcanzado una independencia única entre los cineastas actuales y se ha convertido también en uno de los más prolíficos, llegando a estrenar dos o tres películas al año, financiando cada una con lo recaudado por las anteriores.
Por otra parte, Hong Sangsoo también es profesor de cine. En sus clases anima a sus estudiantes a escribir historias, a leerlas ante los otros estudiantes, a discutirlas juntos y a, finalmente, rodar un cortometraje. Les incita, como en sus propias películas, a no simular, a no imitar películas de otros cineastas, sino a ser sinceros y encontrar una voz propia.
Al cabo de los años, como cuando, singular pero regular y confiable como el gallo pegaba gritos de Tarzán al amanecer, Hong Sangsoo, con sus películas, nos sigue despertando.